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    El Hermitage celebra su 254 cumpleaños con una monográfica de Piero della Francesca


    Nunca antes se habían reunido tanta obras juntas del maestro italiano del Renacimiento temprano Piero della Francesca. Lo ha conseguido el Museo del Hermitage de San Petersburgo con motivo de su 254 cumpleaños. La emperatriz Catalina la Grande de Rusia creó su primera colección de lienzos en 1764 en el palacio que hoy ocupa el Hermitage. La efeméride se celebra con varias exposiciones. La más importante es la monográfica de Piero della Francesca en la sala del Piquete. Se muestran once pinturas del maestro italiano y cuatro manuscritos procedentes de museos de Italia, España, Francia, Portugal, Reino Unido y Estados Unidos. La exposición, que lleva por título «Piero della Francesca: El monarca de la pintura», se abre hoy y durará hasta el 10 de marzo de 2019. Para los rusos constituye una ocasión única de conocer los trabajos de este artista italiano del siglo XV, ya que ningún museo de Rusia los atesora en sus fondos. La mayoría de sus obras se encuentran en Italia (Urbino, Arezzo, Sansepolcro, Venecia, Perugia, Milán, Florencia, Parma y Reggio Emilia), pero también las hay en París, Madrid, Lisboa, Londres o Newark. La responsable del proyectos del Hermitage, Irina Artémeva, explica que «hay una veintena de obras conocidas de Piero della Francesca y cuando se reunieron cinco de ellas en una exposición en Arezzo fue algo sensacional, fue un evento artístico de gran relevancia». Según sus palabras, «nosotros hemos conseguido ahora juntar, no cinco o seis, sino once, algo que no había sucedido jamás». Redescubierto en el XIX Piero della Francesca fue redescubierto a mediados del XIX. Hasta ese momento, sus creaciones habían sido atribuidas a otros artistas o, al estar dispersas por distintos puntos de la Italia profunda, no habían despertado un gran interés. Hoy día se le sitúa como una figura clave del Quattrocento italiano y muchos le consideran precursor de Rafael y Leonardo da Vinci. Nació hacia 1415 en un pequeño asentamiento llamado Borgo Santo Sepolcro, la actual ciudad de Sansepolcro. Su actividad artística se desarrolló a través de distintos centros en Florencia, Ferrara, Rimini, Roma, Urbina y Perugia, pero siempre terminaba regresando a su pueblo natal o a Arezzo, que era entonces el principal centro de población de la provincia. En Borgo Santo Sepolcro ocupó cargos públicos y pintó un fresco de la Resurrección en la administración local, un verdadero símbolo de la ciudad. Estuvo al servicio de la nobleza y de la curia romana y el culmen de su obra es la serie de frescos de la «Leyenda de la Vera Cruz» que pintó en la basílica de San Francesco en Arezzo entre 1458 y 1466. Su condición de retratista se observa especialmente en la exposición del Hermitage con trabajos como «Retrato de un niño (¿Guidobaldo de Montefeltro?), del Museo Thyssen de Madrid, o «Sigismondo Pandolfo Malatesta de Rimini», del Louvre de París. La vista de estricto perfil de sus modelos se la sugirieron las medallas. En Borgo Santo Sepolcro realizó un gran retablo para el convento de los agustinos. El panel central no ha llegado a nuestros días, pero los cuatro laterales se desperdigaron en diferentes colecciones. En el Hermitage se presentan tres de ellos: «San Agustín» (Museo Nacional de Arte Antiga, Lisboa), «El Arcángel Miguel» (National Gallery, Londres) y «San Nicolás de Tolentino» (Museo Poldi Pezzoli, Milán). Obra maestra de Piero, la «Madonna di Senigallia» (Galleria Nazionale delle Marche, Urbino) pertenece al periodo final de su carrera. En sus últimos años de vida la ceguera le impidió trabajar como pintor y se dedicó a la investigación teórica. Piero della Francesca falleció en Sansepolcro, el mismo día que Cristóbal Colón descubrió América, el 12 de octubre de 1492.
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