Los franceses temen más manifestaciones: "Si Macron no hace nada, los chalecos amarillos van a ir a peor"
Tras la jornada de protestas, llegó el día de recuperar la calma. Las zona afectadas por la manifestación de los chalecos amarillos de París amaneció este domingo con operarios que retiraban tablones de madera y periodistas que merodeaban en busca de un testimonio e imágenes de lo que ocurrió ayer. En la avenida de los Campos Elíseos, por ejemplo, varios cámaras grababan los desperfectos que había sufrido la tienda de Orange, en la que los "casseurs" o manifestantes violentos retiraron las maderas y la emprendieron a golpe con los cristales. Muy cerca de la tienda, Pierre, de 70 años, sostenía una pancarta donde se leía "Que Macron pida perdón al pueblo". Conversó con ABC: "Salgo a la calle porque el presidente va a hablar mañana, y creo que no debe olvidarse de pedir perdón al pueblo francés, porque es por culpa que hay todos estos destrozos. París se ha convertido en una vergüenza para el mundo entero". Sobre el movimiento de los chalecos amarillos, su opinión no titubea: "Creo que tienen razón. Hacen peticiones profundas". Y, acerca de lo que puede pasar el sábado que viene, si se convoca una nueva manifestación, hace una advertencia: "Si el desprecio continúa, porque el error de este presidente es el desprecio, cada vez va a ir peor. Macron no ha comprendido que hay que escuchar el pueblo". También con un cartel en la mano, François, de 75 años, explicó a ABC que Macron es "muy inteligente", pero que "debería centrarse en el problema de las fábricas en Francia. No pueden funcionar por culpa de los impuestos y las tasas, que son demasiado numerosos". Más esparanzado, añadió: "Salgo a la calle porque creo que este país tiene un espíritu de benevolencia, asistencia y dignidad que puede servir para reorientar la economía. Han hablado de una moratoria -explica sobre la suspensión provisional del auge de precios del carburante-, pero creo que la moratoria debería ser con los salarios de los políticos franceses, lo que podría mejorar la situación de los ciudadanos". "Por un lado, tiene razón. Por otro, no debería ser así, no está bien, pero es la cólera. El presidente Macron debe hablar al pueblo, darle respuestas positivas", contaba otro transúnte de los Campos Elíseos, que no quiso dar su nombre, pero confesó que había nacido en 1946. Descendiendo por la avenida, la dueña de un quiosco se quejaba de la deriva violenta de las protestas, que está haciendo mucho daño a los comerciantes: "Tuvimos que cerrar y no vimos la manifestación, pero tenemos miedo por el futuro. Los turistas temen venir, y creo que París ya sufrió bastante con los atentados. No es normal que los manifestantes rompan cosas. Ahora no podemos trabajar los sábados, y la situación se ha vuelto complicada". Jacqueline, de 72 años, volvió a su faena.
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