Paciencia y disciplina en momentos de desaceleración y recesión
Los inversores llevamos un 2022 ciertamente frustrante con el comportamiento de los mercados financieros y de nuestras inversiones. A las caídas de las bolsas se ha unido la mayor caída en rentabilidad de la renta fija desde los años 70 debido a la fuerte subida de los tipos de interés en tan solo 10 meses. El principal motivo de las abultadas caídas de los mercados de renta variable y renta fija en 2022 se justifican por la elevada inflación y consiguiente subida de tipos de interés que ha generado una revaluación de todos los activos de los mercados financieros al nuevo escenario de tipos. Pero cada semana que pasa, nos acerca al dato de pico de inflación de este ciclo que desencadene la normalización en el comportamiento de los activos y consiguientes revalorizaciones. Hace unas semanas comenzábamos a señalar las bajísimas valoraciones de la renta variable europea particularmente a 10x PER, e incluso la renta variable estadounidense comenzaba a valorarse a ratios muy razonables de 15x PER que si excluimos las FANMG se quedaba a 13x PER. Un dato de inflación más bajo de lo esperado en noviembre, ha provocado un rebote de cierta envergadura que nos sitúa en valoraciones de 12x PER en Europa y 18x en EEUU. La primera derivada y catalizador positivo en el corto plazo ha sido por tanto; la sensación de que la inflación ha tocado techo. La segunda derivada, sin embargo, es el deterioro económico que se vislumbra tanto en la parte macroeconómica como microeconómica en los próximos meses que hará que los márgenes y los beneficios sean revisados a la baja sin visibilidad suficiente para conocer la duración e intensidad del deterioro. No dejarse llevar por emociones Más allá de la volatilidad y posibles correcciones adicionales que podamos tener por el escenario de desaceleración e incluso recesión en los próximos meses, la adquisición de activos de renta variable en las valoraciones actuales ha resultado en elevados retornos a horizontes temporales de 3-5 años. Es imprescindible tener paciencia y ser disciplinado en la actualidad , para no dejarse llevar por emociones que dilapiden los rendimientos de nuestros ahorros en el peor momento. Debemos ser conscientes que, en los próximos trimestres, las compañías deberían presentar ralentización de las ventas por la asociación de las mismas a una recesión económica, y también empeoramiento de los márgenes corporativos. 2022 nos vuelve a recordar que la inversión en renta variable y también en renta fija, debe tener un horizonte temporal de al menos 3-5 años, para obtener las rentabilidades que se le suponen y nos han ofrecido en más de 100 años de historia. No tener este horizonte temporal y vender asustado por las pobres rentabilidades en un periodo negativo de rentabilidades y de malas noticias o elevada percepción del riesgo, nos genera vender en un mal momento, consolidar las pérdidas y no dejar trabajar a la capitalización compuesta. Siempre va a haber riesgos, y éstos son los que generan las mejores oportunidades para generar riqueza en el largo plazo. Cuando la percepción del riesgo es elevada, los mercados se abaratan (de-rating), por lo que son los mejores momentos para comprar los activos financieros a valoraciones bajas y beneficiarse del crecimiento económico posterior y de la normalización de las valoraciones. Actualmente la bolsa europea está cotizando con un 17% de descuento a su valoración histórica (12x PER actual vs. 14x PER histórico). Lo cual significa que cuando se normalicen las valoraciones, añadiendo el dividendo del 4% anual actual y sin tener que esperar que los beneficios empresariales crezcan los próximos 3-5 años. Las bolsas europeas nos deberían aportar entre un +29% y un +37% a 3 y 5 años respectivamente. O lo que es lo mismo, rentabilidades anualizadas cercanas al doble dígito para el inversor paciente. En el caso de la bolsa estadounidense, el punto de partida es más exigente en términos de valoración (18x PER vs. 12x en Europa), aunque con una recesión menos probable, una crisis energética prácticamente inexistente en la región, y una composición sectorial plagada de sectores como el tecnológico, salud y consumo estable, que tienen más generación de caja, menos endeudamiento, más crecimiento y en definitiva, mayor calidad, que puede justificar la mayor prima con la que cotiza en términos de valoración frente al resto del mundo. En conclusión, los mercados alcistas y periodos de expansión económica son mucho más fuertes y duraderos que los periodos de recesión o mercados bajistas, y éstos últimos periodos, nos brindan la oportunidad de adquirir acciones de empresas con descuento a lo que sería una valoración razonable de sus activos. Aprovechémoslo.
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