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    Llull destroza al Barça y devuelve la felicidad al Madrid


    PESTAÑA madrid-barcelona-p1-semifinales-acb-2024 Crónica 4 El primer duelo de las semifinales de la ACB entre Madrid y Barcelona había levantado mucha expectación, y no solo porque se trataba de un clásico. Necesitaba el baloncesto europeo saber cómo habían digerido los blancos su hundimiento en la Final Four de Berlín, donde el Panathinaikos les desnudó como nunca había pasado en esta temporada. Y la respuesta de los de Chus Mateo fue de lo más contundente . Campazzo, que acabó como máximo anotador del encuentro (20 puntos), y Tavares transmitieron seguridad en los primeros minutos, dominantes como antaño argentino, caboverdiano, y una vez superadas las dudas, llegó el espectáculo. La buena defensa de hombres como Cuaseur y Abalde permitieron correr a los locales y, en el campo abierto, brillaron con intensidad los dos jugadores con más calidad de la plantilla blanca, Musa y Hezonja. Sus rivales, ante tal avalancha, se desquiciaron, comenzaron a errar todo tipo de tiros e incluso se les acumularon las faltas técnicas. La ventaja llegó a ser de 23 puntos, aunque las individualidades de Laprovittola y Ricky Rubio permitieron a los azulgranas amenazar con la remontada el último cuarto. Fue entonces cuando Llull escribió su enésima obra maestra vestido de blanco . La diferencia era de solo siete tantos y el escolta, adicto el balear a los momentos calientes, sumó cuatro triples consecutivos que dejaron noqueado al Barcelona y en trance a la grada del WiZink. Yabusele remató la faena con una tonelada de acciones espectaculares y la fue, esta vez sí, se hizo efectiva. No debe relajarse el Madrid ni dar por seguro que los males que le hundieron en la Euroliga han desaparecido por completo. Necesitará ganarle dos partidos más al Barcelona si quiere estar en la final y, aunque los catalanes no sean tan competitivos como acostumbran, siguen siendo uno de los conjuntos más peligrosos del continente. Dicho esto, los blancos tenían un aprueba de fuego y, desde luego, la superaron con nota. El viernes, el segundo asalto. Necesitaba volver a sentirse bien el Real Madrid, durísimo el palo recibido en Berlín , y optó por refugiarse en Tavares durante las primeras posesiones ante el Barça. El africano armaba el gancho con una rapidez pasmosa, nada tenía que hacer Vesely y ocho fueron los puntos que sumó el pívot en el inicio de las semifinales. Campazzo también estaba muy fino, volvía el baloncesto espectáculo al WiZink. El Barça, flojo en defensa, sí se movía con fluidez en ataque, aunque la precisión no acompañaba desde la larga distancia. La ecuación permitía que los locales comenzaran a construir una ventaja. El duelo adquiría un ritmo endiablado, casi imposible de seguir. Lo que iba a ser una canasta fácil de Barça fue anulada por un tapón tremendo de Poirier, que propició una rápida transición blanca rematada por un mate de Hezonja a dos manos. El Madrid se sentía superior, y eso transmitía lo que se veía en el parquet , pero los azulgranas también disfrutaban en el caos y, aunque más forzado que sus rivales, ni mucho menos se quedaban atrás. De hecho, seis puntos magníficos de Da Silva y una suspensión de Vesely redujeron la diferencia a solo dos tantos. El guion se había reiniciado, con dos bandos muy duros, proclives a las faltas y al contacto, y conscientes de que quien se hiciera con la primera victoria de la eliminatoria tendría una gran ventaja en el camino hacia la final. Fue Campazzo el factor diferencial en el tramo final de la primera mitad. Cuatro puntos consecutivos del argentino y un triple de Yabusele consiguieron soterrar a Jabari Parker, el mejor de largo de los visitantes. Una obra maestra del francés, mientras se caía, desde el tiro libre y a una mano, sirvió de colofón. Cuando sonó la bocina, el Madrid ganaba por ocho. Como al inicio, eran Tavares y Campazzo los líderes locales, irreductibles pese a la ya competente defensa catalana. El golpe fue muy contundente y en un santiamén, el Madrid se vio 17 arriba tras varias acciones muy meritorias de Musa y Hezonja. Causeur, siempre en la sombra, fue el principal causante de que sus compañeros volasen sobre la pista, opresiva la defensa del galo (tal fue su empeño que acabó con un profundo corte en la ceja). El Barça tenía muchas dudas, lanzaba mal y no atinaba en defender las transiciones. Además, recibió dos técnicas que evidenciaron su desquicio. Faltaba un mundo, pero la sensación era que el partido había terminado. Le puso mucho corazón Laprovittola y, sobre todo, Ricky Rubio. Los bases se vaciaron para que el marcador final no fuese sonrojante , y se pasaron de frenada porque la que era una diferencia de 23 se redujo a solo siete. El Barça estaba crecido, metido de lleno en el encuentro, y cuando amenazaba con la remontada, apareció el inmortal. Llull, con cuatro triples consecutivos, cada uno más difícil que el anterior (el tercero tocó cuatro veces en el aro antes de atravesar) desataron la locura en el WiZink y pusieron el 1-0 en la eliminatoria.
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