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    Alcaraz deconstruye a Tsitsipas y entra a lo grande en semifinales


    PESTAÑA alcaraz-tsitsipas-cuartos-roland-garros-2024 Crónica 4 Un Carlos Alcaraz vestido de líder apacigua las ínfulas de Stefanos Tsitsipas , que desafiaba con que tenía un plan después de cinco derrotas ante el español, pero se lleva una sexta sin paliativos que engrandecen al español, ya en semifinales y crecido en nivel de tenis, de físico, de concentración y contundencia. Listo para todo, que ya decía que quedarse en cuartos era de jugador mediocre. Y él no lo es. Pero ojo porque en la semifinal del viernes toca Jannik Sinner, que tampoco es mediocre. Roland Garros Cuartos Carlos Alcaraz 6 7 6 Stefanos Tsitsipas 3 6 4 El español había comenzado todos sus partidos con una rotura en contra. Pero ya encaramado en las rondas que importan, porque se empieza a mirar de reojo el trofeo, suma galones y confianza. Empieza con rotura ante Tsitsipas, 25 años y 9 del mundo, pero en contra del griego, y formaliza el buen inicio con un primer turno de saque propio ganado en blanco. Intenciones. Coge carrerilla también el griego, que advertía que tenía un plan ante el español después de cinco partidos perdidos, con especial relevancia aquel primero en el US Open 2019 donde Alcaraz se destapó al mundo después de cinco sets de puro espectáculo. Busca Tsitsipas incordiar, era lo que decía. Ofrecer virguerías, que tiene unas cuantas con ese revés maravilloso a una mano, y tratar de enredar al español. Pero está fuerte el murciano, que supera por potencia y velocidad, por piernas y por ideas, a este griego que se deshace en un primer set de solo 30 minutos tras claudicar por dos veces con su servicio. Y eso que falla la primera bola de set el español, un tanto precipitado con un revés que se va largo, pero a la siguiente no falla. Deja que la derecha alta empuje hacia atrás a Tsitsipas, que intenta cortar el ritmo con una dejada de las muchas que se regalan ambos, pero esta acaba en la red. El español camina liviano por la Chatrier, que se inclina hacia él desde el primer momento. Tiene prisa por irse a cenar, porque se levanta rapidísimo para atender las explicaciones de Juan Carlos Ferrero, mientras Tsitsipas intenta rebajar las pulsaciones y la frustración en el banquillo. Tiene prisa el murciano, que acelera con su saque y sigue ofreciendo un recital de dejadas que aturden al rival. Las estadísticas no llegan a indicarlo de forma efectiva, pero sí la pista, que recoge el camino de subida a la red como en aquellos tiempos de partidos de hierba. Es un control absoluto por parte de Alcaraz, que no sufre ni suda ante el nueve del mundo, deshecho en errores con su revés porque el efecto y la potencia de la pelota del español lo desequilibran. Qué difícil es golpear a la altura del hombro, qué complicado ejercer poder tan atrás en la pista. Qué difícil es este Alcaraz para este Tsitsipas. Código Desktop What a passing shot to conclude the point 👊#RolandGarros pic.twitter.com/FpO1AcHFpX— Roland-Garros (@rolandgarros) June 4, 2024 Imagen para móvil, amp y app Código móvil What a passing shot to conclude the point 👊#RolandGarros pic.twitter.com/FpO1AcHFpX— Roland-Garros (@rolandgarros) June 4, 2024 Código AMP What a passing shot to conclude the point 👊#RolandGarros pic.twitter.com/FpO1AcHFpX— Roland-Garros (@rolandgarros) June 4, 2024 Código APP What a passing shot to conclude the point 👊#RolandGarros pic.twitter.com/FpO1AcHFpX— Roland-Garros (@rolandgarros) June 4, 2024 Este Tsitsipas que ofrece buen saque, pero ha aprendido mucho el murciano a restar. Este Tsitsipas que tiembla en dos remates consecutivos y una derecha fácil que estrella en la red, para conceder la rotura en el segundo juego del segundo set. El partido es lo que dice Alcaraz, y cuando lo dice, y como lo dice. Un monólogo que no cesa y que sorprende a la grada que esperaba mucho más tenis de dos jugadores con tantas prestaciones. «Stefanos, Stefanos», anima el personal, después de que el griego los haya llamado tras sumar el primer juego del segundo set. Pero no afecta a este Alcaraz impenetrable centrado en su trabajo y en lo que está haciendo bien que es casi todo. «Tiempo, tranquilo», le especifica Ferrero para que no se precipite a la hora de sacar, que no hace falta ir tan rápido. «Detrás de la línea no se defiende», remarca Ferrero, y se aplica el alumno aventajado del tenis mundial. Que ya se enreda solo el griego, en discusión constante con su palco. De ese enfado, no obstante, surge un chispazo de Tsitsipas, que suelta el brazo, se mete más en la pista y fuerza dos errores en el español y levanta el puño porque son dos bolas de rotura que se gana y que convierte para tratar de minimizar la desventaja y el chaparrón. Es un chispazo que se enciende, y que Alcaraz trata de apagar lo antes posible, más serio que nunca e igual de dirigido que siempre. «Ahí estás bien, ahí y hacia delante», lo sitúa Ferrero; el pupilo hace caso y es una bola de rotura para volver a poner distancia y las cosas claras. Resiste sin embargo el griego, que ya ofrece la versión que se le esperaba y el partido es un festival de diabluras y, sobre todo, dejadas, de revés, de derecha, de volea, que las volvió a poner de moda el español y todos, claro, se han aplicado el cuento de maravilla. Ya es el partido que se presagiaba entre estos dos, ya en cuartos de un Grand Slam, y el que se esperaba entre los protagonistas de aquel partido-espectáculo del US Open 2019. Hasta se concede Alcaraz una sonrisa que ha sabido esconder estos partidos anteriores para evitar despistes. Pero se la saca Tsitsipas porque lo obliga a sacar su derecha, la de verdad, con asiduidad y nota que todo está tan bien que se prodiga en ella cuanto puede. Funciona de maravilla, levantando al personal de la silla cuando cruza un resto que deja sin palabras al griego, o cuando lo echa para atrás para forzar el enésimo error. Y si no hace falta potencia, ahí está la derecha suave pero mortal que cae muerta al otro lado de la red. Ahí sigue el griego, algo más eficaz y que fuerza el tie break. Pero quien fuerza es Alcaraz, todo su potencial puesto en este desenlace, desgañitándose con cada derecha y celebrando cada punto porque van cayendo todos de su lado. Demasiada fuerza en ese drive para el revés de Tsitsipas; demasiada velocidad para que le dé tiempo a reaccionar para golpear porque cuando se quiere dar cuenta, el español ya está encima de él, o al otro lado de la pista para responder sus ataques, o en la red para desbaratar sus dejadas. Alcaraz está en todas partes y gana el segundo set con una sonrisa. Que le han exigido un poco más, pero tenía mucho más para responder. «Lenguaje corporal y a por él», insiste Ferrero, que Tsitsipas se ha enredado él solo y anda enfadado con los gritos de Alcaraz, de los que se queja porque son demasiado largos y lo molestan para su propio golpe. Se equilibra el choque, que había ido muy rápido y ahora la igualdad impone su propio ritmo. Se pone serio Alcaraz, que también se regaña porque a veces no consigue lanzar al revés del rival, que es el objetivo. Lo persigue con insistencia, aunque algunas las cace ya bien el nueve del mundo, que ha sido campeón en Montecarlo en abril y se maneja bien en la tierra batida. Lo sigue intentando el español durante los seis primeros juegos y al séptimo, el hachazo. Que no llega con dureza, pero sí con intención: derecha alta muy profunda con el que el griego comete el error con su revés. Bola de rotura que certifica porque Tsitsipas se ha ido de nuevo, un instante, justo en ese momento de jaque: doble falta para entregar su turno de saque y poner el camino llano al de El Palmar. No se entrega en el último turno de saque de Tsitsipas, que trata de mantenerse como puede en el duelo aunque anda ya deconstruido, desbaratado su plan a latigazos. Y se aplica en su saque y con 5-4, después de dos minutos de espera porque la grada quiere más y celebra el partido con una ola interminable. Le ha pasado a Sinner ante Dimitrov. Con 5-4 y saque, temblores. Le pasa a Alcaraz, un 0-30 inusual porque son dos errores con su derecha. La suya de siempre. Pero tiene la mirada firme el español, y la cabeza alta, y la confianza por las nubes, y no se amilana ante esos dos errores que se saca de encima con tres buenos saques y, cómo no, tres errores de revés el griego. En el punto de partido, el más puro Alcaraz: dejada impecable. Es el sexto partido entre el español y el griego, es la sexta victoria para el español, que sí tenía un plan. "Ha sido una gran partido. He jugado muy bien. No ha habido altibajos en mi juego, he controlado las emociones, he estado muy calmado en los momentos que tocaba. Muy feliz por cómo lo he manejado y feliz de estar en semifinales de nuevo aquí en Roland Garros", explica a pie de pista ante Mats Wilander, que le regala que hace una cosa más que Nadal y Federer: sonreír. "La mayoría de las veces sonrío porque he hecho un gran golpe, y a veces me fuerzo en sonreír en momentos difíciles porque quiero disfrutar de esos momentos y poder sacar mi mejor tenis". Y sobre Jannik: "Es un gran reto. Es el que está jugando el mejor tenis ahora mismo. Hemos jugado grandes partidos, como cuartos en 2022 y antes, con un gran nivel. Me encanta tenerlo en el circuito, y a este nivel porque me fuerza a dar lo más de mí, a entrenar cada día muchísimo para mejorar para poder ganarlo. Estoy listo para este reto, y para volver a esta gran pista. Creo que es el partido que mucha gente quiere ver y yo voy a poner mi mejor tenis y él también".
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