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    Curry decide un oro con suspense para Estados Unidos


    Son cuatro triples consecutivos, a cada cual más espectacular, los que deciden la final olímpica de baloncesto. Todos con el mismo sello, el de un Stephen Curry descomunal que emerge cuando a la mayoría le tiemblan las canillas. Es él quien entrega el oro a Estados Unidos , el quinto consecutivo, en dos minutos de auténtica magia. Tuvo que entrar en trance el base de los Warriors para cercenar el último intento desesperado de Francia por ganar en casa. Habían cumplido los anfitriones en su papel de aspirante peleón que llega al último asalto con opciones de victoria. Pero les fue imposible responder a los directos de Curry, que en un partido regular, aunque con un desenlace de fantasía, acabó con 24 puntos y 8 de 12 en triples. La final resulta un regalo para los Juegos. Un duelo soñado entre la anfitriona y la mejor colección de estrellas que la NBA ha podido juntar. Comparece Estados Unidos aún con el miedo metido en el cuerpo por la semifinal ante Serbia , que les exigió hasta el límite de sus capacidades. El mismo acierto que tuvieron los talentosos balcánicos, que se llevan el bronce tras derrotar a Alemania, es el que necesita Francia para soñar con la hazaña. Hay armas de sobra para ello en los galos, sobre todo para igualar el aspecto físico. Liderados en la cita olímpica por Victor Wembanyama, han ido de menos a más en su torneo, casi eliminados en Lille y lanzados como bólidos en París, cuando ya oteaban este duelo sideral. Los anfitriones salen a escena envueltos en un griterío ensordecedor, porque Bercy es una caldera desde una hora antes del salto inicial. 15.000 gargantas que amanecerán afónicas al día siguiente. !¡Allez les Bleus, allez les Bleus!«. En ese momento, con los diez jugadores ya sobre la cancha, dan igual las 59 medallas que acumula Francia. O sus 15 oros, porque el más deseado es este. No desentona el inicio del partido con todo lo que se esperaba de él. Un poderoso mate a dos manos de LeBron y un triple de Wembanyama abren las hostilidades. Es un arranque frenético en el que el gigante francés se muestra desde el inicio y toma el protagonismo que le demanda su equipo. Él no estaba hace tres años, cuando esta misma final en Tokio se resolvió por una pequeña renta de cinco puntos a favor de los americanos. Esta vez quiere ser él quien marque la diferencia en sentido opuesto. La jovencísima estrella de los Spurs está en todas. Es el que anota, pero también quien roba y asiste. Del otro lado, sorprende el discreto arranque de Curry, el héroe americano de la semifinal con sus 36 puntos. No encuentra ese acierto esta vez y deja el protagonismo a otros, a una segunda línea encabezada por Devin Booker y Anthony Edwards, los encargados de acribillar a Francia desde el exterior. Junto a ellos, motivadísimo con sus zapatillas doradas, LeBron James muestra en su rostro un semblante asesino. Ajado y con canas en la barba, pero con la fuerza y el tesón de un búfalo. También es suyo el toque de calidad, con una asistencia por la espalda a Booker que deja con la boca abierta a sus propios compañeros. Con 15-20 acaba un primer cuarto tras el que se intuye que Wembanyama necesitará más ayuda para afrontar la batalla. La encuentra en Yabusele , que se convierte en un coloso en la pintura frente a Anthony Davis. A base de codazos, empujones y palmeos va sacando punto tras punto para sostener a su equipo. El problema para ellos es que en Estados Unidos ha despertado Curry, quien mordisquea su protector bucal y se marca un bailecito tras enchufar su primer triple. Esa canasta rompe un parcial de 8-0 a favor de los galos y cambia el rumbo del partido. Con otro triple suyo Estados Unidos supera los diez puntos de diferencia por primera vez. Francia, que al descanso pierde de ocho (41-49), empieza a sospechar que ni siquiera con un partido superior de Wembanyama y Yabusele pueda ser suficiente. Hasta entonces sus tiradores exteriores son un desastre, pero en el tercer cuarto se corrigen. A falta de Cordinier, tan diferencial en las eliminatorias, son De Colo y Fournier los que se activan y permiten a su selección llegar a los últimos diez minutos a solo seis puntos (66-72). Pese a la cercanía, Estados Unidos no acelera, sino todo lo contrario. Las estrellas hacen la guerra por su cuenta y dejan que Francia se ponga a tres puntos a falta de dos minutos y medio (79-82). Solo ahí despierta la campeona gracias a la inspiración de Curry, capaz de tomar las riendas y evitar un último minuto de infarto gracias a esos cuatro triples consecutivos que son ya historia olímpica.
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