El Real Madrid regala un empate al Atlético
Tablas en el Metropolitano, en un derbi marcado por la suspensión temporal del mismo durante casi media hora, en el que Militao adelantó a los de Ancelotti y en el que Correa puso la igualada cuando el Madrid, y Ancelotti, ya habían descontado la victoria . Error de cálculo del italiano, que con los cambios, tarde como en él es habitual, y defensivos, echó al traste el planteamiento en el tramo final. La misa del domingo a las 12.00 tuvo más emoción que la primera parte. Dos equipos académicamente impecables, con sistemas fotocopiados, cero riesgos en la salida del balón y una presión alta tan válida como cuando aceptas a un pulpo como animal de compañía. Tiró el Madrid dos veces sobre Oblak y el Atlético una ante Courtois. En los tres casos, el pulso no subió de sesenta. A Dios no le gusta jugar a los dados. Demasiado respeto entre ambos equipos, seguramente anestesiados tras la derrota del Barcelona en El Sadar . El daño mayor era salir a la misma distancia del líder, y eso siempre es un paraguas cuando el calendario ni siquiera ha pasado la hoja de septiembre. A Carletto el nerviosismo le entraba cuando Militao tenía la responsabilidad de sacar el balón jugado y salía rana. Lo hacía desde el perfil izquierdo de la defensa, acostado allí por orden del propio Ancelotti. Solo él sabe por qué decidió intercambiar la habitual posición de sus centrales . A Simeone no le incomodaba el 0-0. Claro, qué perogrullada. Si le pides al Cholo firmar cada derbi al 0-0 en el minuto 80, lo hace con el dedo meñique del pie izquierdo. Puso a Llorente junto a Gallagher en el doble pivote, mandando a Koke al banquillo. El mensaje se caía por su propio peso. Los 22 jugadores se fueron al vestuario con un '5' en su expediente. Más valía un aprobado que un asalto al sobresaliente sin agua en la piscina. Era tan Coca Cola Zero Zero el partido que hasta la propia afición rojiblanca dejó de pitar a Vinicius cuando recibía el balón. Tampoco a Courtois. Al descanso uno ya no sabía si estaba en el Metropolitano para ver un derbi madrileño o aquello era 'Alicia en el País de las Maravillas'. Fue trampa, por desgracia. Era imposible, y hasta denunciable, que el segundo acto siguiera el mismo camino. Simeone fue el primero en mover las piezas. Dejó a Molina bajo el agua caliente de las duchas del Metropolitano y puso a jugar a Koke. Llorente pasaba del centro del campo al lateral derecho. Fue un simple cambio al descanso, pero fue mucho más que eso. Más espacios, más ritmo, menos cabezas y menos piernas . Solo faltaba encender la cerilla para que el derbi fuera de verdad un derbi, y esa la encendió Militao, con el 0-1 . En el 64, una falta a favor del Madrid, a 35 metros de la portería de Oblak, cambió de guión en el último momento. De saque en corto y misil de Valverde, pasó a balón de Modric a Vinicius, centro del brasileño y derechazo de su compatriota Militao. 0-1. Grave error del Atlético, que concedió a Vinicius un uno contra uno en banda ante De Paul, y frustración en la grada, donde los de siempre, que ahí siguen con la connivencia de los dueños del Atlético, montaron un número propio de lo peor del fútbol turco. Y griego. Busquets Ferrer se vio obligado a suspender el partido durante 25 minutos por el lanzamiento de distintos objetos , entre ellos mecheros, desde la grada del Frente Atlético hacia Courtois. Otra forma de entender la vida. El partido se reanudó con el Atlético fuera del partido. Lo sacó de él el gol de Militao, pero realmente fue ese sector radical de su propia afición el que los echó del derbi. Un disparo de Lino, en el 82, que Courtois mandó a córner con manos firmes, fue la acción más peligrosa de los de Simeone. Entonces, Ancelotti, agitó el árbol, y la firmeza del Madrid se convirtió en plastilina. Carletto dobló lateral, en ambas bandas, sacó a Vinicius del campo, y colocó un 4-5-1 que invitó al Atlético a creer posible el empate . Y así fue. Correa se presentó solo ante Courtois y amargó la fiesta al Madrid. Los cuatro goles encajados por el Barça en El Sadar ya saben mejor.
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