El Madrid arrasa al Estrella Roja y da por zanjada su crisis
Ya se puede afirmar que el Madrid ha zanjado su temprana crisis , esa que le hizo perder cinco de sus primeros ocho encuentros de temporada. Dieron un auténtico espectáculo los blancos ante el Estrella Roja , que llegó al WiZink como líder de la Euroliga y que se fue completamente arrasado. Es una obviedad que el Madrid es letal cuando se entrega a la dirección de Campazzo , pero ante los serbios fueron muchas sus virtudes. El colmillo y la veteranía de Ndiaye , solo 20 años, la incisiva dirección de juego de Rathan-Mayes o la recuperación de Tavares , de nuevo un muro en defensa, se convirtieron en los ejes sobre los que giró la mejor versión de los blancos esta campaña. El Madrid busca construir una identidad, un algoritmo que le permita triunfar al final de temporada, y ante el Estrella Roja apostó por una sólida defensa y por las virguerías de Campazzo . Tavares y Ndiaye les negaban todos los caminos a los serbios hacia el aro mientras que el argentino hacía las delicias del WiZink, bien acompañado por la versión más generosa de Hezonja . Incluso una de las asistencias del base incluyó un mágico caño. Tanto espectáculo dejó noqueados a los visitantes, el Madrid volaba y el Estrella Roja , líder provisional de la Euroliga, se escondía como un niño asustadizo. Las circulaciones blancas eran fantásticas, muy involucrados todos sus componentes, generosos y con ganas de levantar a la grada. La gran sinfonía se prolongó en el segundo cuarto, las rotaciones cambiaban la cara de los locales pero su juego seguía siendo excelso. Sin embargo, el Estrella Roja comenzó a calentarse gracias a la valentía de Yago dos Santos , que pese a tener una desventaja de más de 30 centímetros con Tavares, no dudaba en encarar al caboverdiano. En cualquier caso, el Madrid tenía controlada la situación. Un triple de Llull desde más de ocho metros aumentó la ventaja blanca hasta los 15 puntos, no sabían qué hacer los de Belgrado, erráticos desde el triple y previsibles cuando atacaban zonas interiores. Da igual que Campazzo estuviera en el banquillo, pues los pupilos de Chus Mateo encontraron en Rathan-Mayes un autoritario y plástico director de juego. Se vaciaba el Madrid, impecables los esfuerzos de Ndiaye , no había un balón por el que no mereciera la pena tirarse al suelo y, cuando sonó la bocina del descanso, ya mandaba de 17. La segunda parte fue como ver a un depredador alimentarse de un herbívoro moribundo. Se relamía el Madrid, generoso pero sin despreciar el espectáculo. Incluso Ndiaye , qué jugador, tuvo tiempo de dedicarle un triple al banquillo del Estrella Roja. La relajación llegó, como era de esperar, y Chus Mateo comenzó a repartir broncas a diestro y siniestro para que sus chicos no bajasen las pulsaciones. Ibaka se pasó de rosca y uno de sus excesos acabó con Giedraitis en el suelo y sangrando por la boca. El hispanocongoleño también sufrió un duro golpe en la tráquea de propina, poco antes de que debutase el canterano madridista Sidi Gueye con solo 16 años. Imágenes que no diluyeron la única realidad de la noche. El Madrid había firmado toda una exhibición.
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